🇨🇳 China (III): Baidu y la cuna tecnológica de la revolución de Pekín
«Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no temerás el resultado de cien batallas» — Sun Tzu ✍️
👋 Hola desde China! Último cambio de ubicación y última edición de Esto me interesa dedicada a este viaje. Hoy te escribo desde Pekín con muchas ganas de contarte cosas interesantes sobre esta ciudad (🤓), pero primero quiero darte las gracias por el cariño que le estáis dando a las ediciones especiales (I y II). Gracias por esos likes y feedback. Espero que también disfrutes con las historias de Baidu y Zhongguancun, un abrazo 💙🤖 Tech Lab
Cuando un país no necesita los servicios de Google para navegar Internet: La revolución silenciosa de Baidu 🕸️
En el momento que viajas a China y te das de bruces contra su “Gran Cortafuegos” (Great Firewall) descubres lo dependientes que somos en Europa de los servicios tecnológicos estadounidenses. Aquí no funciona ninguna aplicación relacionada con Google (Search, Maps, Gmail, YouTube, Drive, Photos, etc), ni siquiera una aplicación tan básica para nuestro día a día como WhatsApp. Tampoco esperes pasar el rato en Instagram o Twitter (X). Nada de eso funciona aquí. Como occidental viajando por China, te ves obligado a contratar una eSIM con conexión Hong Kong o estar todo el día conectado a una VPN. En mi caso, he combinado los dos métodos:
eSIM de operador de Hong Kong para el día a día, sin conexión VPN, pero pudiendo utilizar los servicios occidentales que restringe el Gran Cortafuegos.
Servicio VPN multipaís para poder trabajar con mi iPad en tareas más exigentes (Esto me interesa, backups en nube de las fotos del viaje, etc). Este método me ha chirriado mucho, el Gran Cortafuegos es dinámico y detecta/bloquea intentos de conexión con VPN. Y cuando consigues conectarte… Penaliza las sesiones con una velocidad que inutiliza casi cualquier servicio.
Internet llegó a China en 1994 y para 1998 ya estaban trabajando en el llamado oficialmente Proyecto Escudo Dorado (金盾工程). Entre los años 2003-2006 se empezaron a desplegar las primeras versiones y en 2008 se consolidó como el centro de gestión del tráfico de Internet en China. Esta barrera informática solo es posible porque vino acompañada del desarrollo de servicios locales chinos. En la primera edición hablamos de cómo Alipay digitalizó los pagos de más de 1.300 millones de usuarios, en la segunda edición entendimos por qué no necesitas WhatsApp si ya tienes WeChat y hoy vengo a hablarte de su Google local: Baidu.
En 1998, Robin Li celebraba su 30 cumpleaños mientras visitaba Silicon Valley. Apenas un año después, hizo las maletas, regresó a su China natal y fundó Baidu. La historia detrás del nombre es muy bonita: Baidu proviene de un poema de la dinastía Song que habla de la persecución de un amor entre el bullicio y la búsqueda de nuestros sueños a pesar de los obstáculos. Robin Li creía ciegamente que los buscadores eran el futuro de Internet y desarrolló uno totalmente a medida para el mercado chino. Su apuesta estaba respaldada por números: 1.300 millones potenciales usuarios y unos 130 millones de internautas por entonces (principios de los 2000). Pero su éxito lo marcaría el enfoque innovador con los primeros sistemas de monetización de búsquedas en Internet. Incluso antes que Google, Baidu permitió a los anunciantes pujar por posiciones en la página de resultados y pagar por clics a través de su motor de búsqueda. Ojo, estamos hablando del año 2004, más de 20 años después estas ideas siguen siendo las bases de todos nuestra publicidad en buscadores (hasta que la Inteligencia Artificial Generativa abra su propio camino).
En los primeros años de vida de Baidu, Robin Li construyó toda la marca enfocándose de manera obsesionada en el usuario chino y consiguió hacerla muy rentable gracias a los sistemas de monetización por posicionamiento más lead. Durante los siguientes años, Baidu apostó por la audiencia más joven y el entretenimiento (música, libros, vídeos, etc). Esta estrategia le sirvió para alcanzar el trono de la búsqueda web en China cuando coincidió con el despliegue a escala del Gran Cortafuegos (Great Firewall) y con reglas muy estrictas del gobierno chino para limitar tecnologías extranjeras. A pesar de que otros gigantes estadounidenses como eBay y Amazon estaban perdiendo sus guerras para sobrevivir en el mercado local, Google China siguió invirtiendo en su promesa de independencia y alcance global para el mercado chino. Pero el viento de vela lo tenía Baidu y la tesis inicio de Li marcó el crecimiento imparable de su buscador: Si el usuario encuentra en Baidu lo que busca, volverá.
Desde entonces, ya nadie pudo discutirle a Baidu el trono del tráfico web en China. Su enfoque sumamente práctico, su ecosistema 100% enfocado al usuario chino y, por supuesto, el apoyo institucional del gobierno terminaron creando un gigante tecnológico local que ahora factura más de 19.000 millones de dólares con más de 700 millones de usuarios activos cada mes. ¿Siguiente reto para Robin Li? Alzarse con el trono de la IA local en China. Lo seguiremos de cerca en Esto me interesa 🧐
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📊 Esto me interesa
Zhongguancun, el distrito pekinés de los emprendedores rebeldes que se atrevieron a romper la baraja 🙌
Mi experiencia en Pekín está siendo muy curiosa. Llevo cuatro días aquí, dos días oscuros con mucha bruma y dos despejados con un sol otoñal precioso. Curiosamente, esta dualidad meteorológica la he visto trasladada a mis sensaciones en las diferentes zonas de la ciudad:
El centro urbano es muy tradicional y tiene un ambiente opuesto al de Shanghái o cualquier ciudad que haya visitado hasta la fecha. Se respira sobriedad, las interacciones son muy frías y existe un control policial total en torno a las zonas más politizadas (especialmente los alrededores de la Plaza de Tiananmén). Aquí nos han pedido el pasaporte y revisado las mochilas simplemente por estar paseando por ciertas calles. Aunque sabes que no estás haciendo nada malo… Te pones tenso y la situación incomoda mucho.
Los barrios residenciales y los distritos financieros están mucho mejor cuidados, sus calles están llenas de árboles y de familias que pasean felices. Esta parte de Pekín se parece más a Shanghái, los rascacielos cobran protagonismo y los centros comerciales motivan un consumismo que me recuerda al de Nueva York.
Nunca antes me había encontrado con una ciudad que tuviese dos caras tan distintas. ¿La diferencia meteorológica de estos días me estará sesgando? Quizás sea eso y esté totalmente equivocado. Pero en estos momentos siento que el centro histórico de Pekín me ha mostrado la cara más auténtica de la China tradicional y los barrios más modernos el resultado de la evolución natural de un país que se ha ido renovando en las últimas décadas.
Leyendo sobre este tema, me encontré con la historia del distrito tecnológico de Zhongguancun. En la década de los setenta, esta zona de la ciudad (noroeste de Pekín) era una franja agraria sin apenas desarrollo económico, pero cuatro décadas más tarde se ha convertido en la cuna de muchas de las empresas tecnológicas más importantes de China (por ejemplo, Baidu y Lenovo). La metamorfosis de este barrio empezó a cocinarse en 1978 con Chen Chunxian, un físico nuclear que viajó a Estados Unidos, recorrió Silicon Valley y volvió convencido de que el modelo de emprendimiento colaborativo entre universidad y empresa podía funcionar muy bien en Pekín. Aquí el contexto es clave. En 1980, China aún no permitía los negocios privados y Chen tuvo que improvisar un resquicio al que llamó el “departamento de servicios” de la Asociación de Física de Plasmas de Pekín. Este departamento permitía a los profesores prestar servicios de consultoría e informática fuera de su horario lectivo y respondía a uno de los lemas de nuestro protagonista: “Ninguna revolución avanza sin saltarse algunos semáforos”.
El proyecto de Chen Chunxian fue creciendo y pronto llegaron las sospechas de lucro en el nuevo departamento. Pero sobrevivieron y consiguieron que se reconociese oficialmente. Es curioso que en la historia reciente de China este ciclo se repite muy a menudo: Unos emprendedores tensan los bordes de la legalidad del sistema para lanzar una empresa innovadora, las autoridades la reprimen inicialmente pero finalmente termina tolerándose tras regularizarse. Lenovo también nació como un modesto proyecto universitario y operó durante años en una zona gris hasta que las reformas de los noventa legalizaron la empresa privada en China. El tiempo les dio la razón y en 2005 absorbieron el negocio de venta de portátiles de IBM en una operación que algunos definieron como “una serpiente comiéndose un elefante”.
Jack Ma es otro reflejo claro de este movimiento, a principios de los 2000 lanzó Alipay siendo literalmente un servicio ilegal en el país y prometió acabar en la cárcel si hacía falta. Años más tarde, nadie fue a prisión y el pago móvil aceleró todo el comercio electrónico chino con una adopción masiva que adelantó a la estadounidense. Mismo ciclo con el proveedor local de servicios estilo Uber. En 2012, un empleado de Alibaba desesperado después de no haber podido encontrar un taxi para llegar una reunión fundó Didi. Este servicio nació antes de lograr el beneplácito del regulador de tráfico de Pekín y llegó a contratar a clientes falsos que se pasaban el día pidiendo coches en la calle para poder convencer a los conductores de que valía la pena sumarse a Didi.
Zhongguancun es lo que es hoy en día gracias a estos emprendedores y su capacidad para desarrollar buenos productos locales. Lo bonito de esta historia es ver cómo los “mayores” se atrevieron a romper las reglas y cómo hoy los “jóvenes” pueden soñar con crear productos globales desde China. De hecho, más allá de las dudas en torno a todos los asuntos relacionados con TikTok y la seguridad nacional, su fundador, Zhang Yiming, representa este prototipo de joven chino visionario capaz de desarrollar una aplicación con más de mil millones de usuarios que haga temblar a líderes de gigantes tecnológicos estadounidenses como Meta. Me gusta la historia de este barrio de Pekín porque demuestra que los obstáculo se pueden aprovechar para crear cosas diferentes. Recuerda el proverbio chino: “Cuando soplan vientos de cambio, unos levantan muros y otros molinos”. Zhongguancun prosperó siguiendo esta filosofía. Aprende a moverte una fracción de segundo por delante del semáforo mientras construyes un producto que aporte valor real, hasta que la norma, quizás con algo de retraso, reconfigure el cruce y te de la razón. Me ha inspirado mucho leer sobre este tema, ¿qué te ha parecido a ti? Te leo en comentarios 😉
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📷 Portada de la semana
¿Te suenan estas montañas? La escenografía más icónica de las películas de Avatar está inspirada en el Parque Forestal Nacional de Zhangjiajie. Era un parada obligatoria en nuestro itinerario por China y no te puedo negar que es un entorno muy especial. A nivel fotográfico es un encuadre único y poder patear algunos de sus senderos es un auténtico privilegio. Pero… También es un atractivo turístico convertido en un gran negocio. Incluso a finales de octubre está masificado. Quizás nosotros lo idealizamos más de la cuenta y las expectativas nos jugaron una mala pasada, pero por momentos dudamos si estábamos recorriendo un parque natural o uno de atracciones. Viajar también es esto, alegrías y decepciones, pero al fin y al cabo todo son recuerdos que se vuelven en la mochila 💙
📽️ Rincón de pensar
La cara B de montar tu propia startup y el manual de supervivencia de Arturo Pérez-Reverte para los más jóvenes 📚
Mi sequía de consumo de contenidos se sigue agudizando a medida que avanza el viaje. Y la verdad es que creo que es un buen síntoma. Mientras volaba de Zhangjiajie a Pekín aproveché para escuchar la última tertulia de Itnig y disfruté mucho de su conversación informal. Echaba de menos a César Migueláñez y me encanta escuchar sus actualizaciones sinceras de la evolución de su startup Latitude. Creo que estamos en un punto donde ser “emprendedor” es “cool” y romantizamos mucho un estilo de vida que en la práctica es tremendamente duro. Foros como este son clave para tener una visión más completa de toda la complejidad que hay detrás de montar tu propia empresa y de lo estresante que es convivir con un prueba-error constantemente. Merece la pena dedicarle tu tiempo de calidad a esto 👇
Disfrutó muchísimo con cada entrevista a Arturo Pérez-Reverte. Su estilo de comunicación y sus mensajes me llegan mucho. El formato “Aprendemos Juntos” del BBVA es un espacio bastante interesante orientado a ayudar a las generaciones más jóvenes para que estén bien preparadas para un futuro cada vez más dinámico. Me ha gustado el contraste entre las preguntas de los jóvenes y las respuestas de Pérez-Reverte. Admiro mucho la sabiduría de las personas mayores que han vivido mucho. Coincido 100% con su idea fundamental: La cultura y la curiosidad histórica son herramientas prácticas más que necesarias para un mundo tan complejo como el nuestro. Recuerda: “Quizás la historia no siempre se repita, pero sí rima” 😉
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